Don Enrique Ballesteros Fernánez, nos envía un interesante resumen de la historia de su familia, panteón JAÉN:
La familia Jaén.- En Málaga, en el segundo tercio del siglo XIX y paralelo al despliegue industrial, se produjo un gran incremento en las actividades mercantiles, muy mermadas en las primeras décadas debido a las independencias latinoamericanas.
El puerto de la ciudad fue el gran referente de este despegue.
Comerciantes de la talla de Manuel Agustín Heredia restablecieron lazos con las antiguas colonias y los fortalecieron con E.E.U.U y Europa, protagonistas de las exportaciones malagueñas hasta el punto de convertirse Málaga, en 1845, en el primer puerto de Andalucía con el 56 % del trafico regional. Los principales artículos de este comercio eran los productos agrícolas como vinos, pasas, higos, almendras, uvas y limones. También se exportaban el aceite de Córdoba y el plomo de Gador. Además no hay que olvidarse de la importación de maderas, hierros y otros géneros coloniales.
La economía de Málaga miraba al mar. El comercio marítimo fue el pilar donde sustentar la prosperidad en el segundo tercio del siglo, hasta tal punto que los grandes comerciantes marítimos promovieron sociedades de seguros marítimos para productos y barcos. Así conseguían romper la dependencia externa en seguros y liderar la unión de los comerciantes del trafico transoceánico.
Pero si hubo un factor decisivo en este despegue fue, sin duda, la aportación que realizaron auténticos pioneros en el mundo de la navegación.
Figura importante fue la de D. Francisco Jaén Maza (1802-1852). Natural de Alicante, su visión de futuro lo pone en el engranaje económico que llegaría a ser el puerto, iniciando una saga de hombres de mar que se prolongaría hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.
Casado con Dª Florentina Martínez Cañizares (1802-1872), natural de Gualchos (Granada), vive el máximo apogeo portuario en la década de los 40. Sus hijos (Francisco, María, José, Rafael, Eduardo, Antonio y Manuel Enrique) serian la generación de la segunda mitad del siglo XIX, ya que la mayoría tenían en las actividades marítimas el centro de su vida.
Es la temprana muerte de Jaén Maza, a los 50 años de edad, la que desencadena la construcción del panteón que aquí nos ocupa.
Su viuda, Dª Florentina Martínez, es la impulsora de una joya monumental que estaba al alcance de muy pocos. También es ella la que, de facto, tomara las riendas de su familia hasta su muerte en 1872. Unos tiempos muy difíciles que pudo superar gracias a su fuerza y a su gran carácter, cualidades que nos transmite, sin lugar a dudas, la pintura que ha llegado hasta nuestros días.
Fueron duros para el puerto de Málaga los años del ultimo tercio del siglo, debido a la crisis de las industrias siderúrgica y textil y a la introducción de la filoxera en los viñedos. A pesar de ello, los Jaén siguieron con un ritmo frenético, así lo atestiguan cartas desde los mares de Vigo, Gibraltar o Nueva York.
Tambien es hecho destacado de estos años la fundación en 1870 de la Agencia de aduanas mas antigua de Malaga al frente de la cual estaban, como no, los Jaén.
De esta generación es D. Eduardo Jaén Martínez (1837-1915) quien destaca por su actividad marítima. Casado con Dª María del Pino Rodríguez (1843-1901) y con 4 hijos (Eduardo, Carolina, Ricardo y Francisco), su dominio del universo portuario lo sitúan en la burguesía mas pujante del momento, llegando a acumular hasta 7 inmuebles en la clásica calle Victoria.
Su esposa Dª María del Pino participo activamente en la adquisición de algunos, hecho insólito para una mujer de la época.
Es D. Ricardo Jaén del Pino (1870-1959), fruto del anterior matrimonio, el llamado a ser protagonista indiscutible del siglo XX en la familia Jaén. Casado con Dª Carolina Arias Ballesteros (1875-1955) tuvo 6 hijos (Eduardo, Salvador, Carolina, Ricardo, María y Luis). Al frente de Jaén & Cia S en C (Sociedad en comandita) pronto se hizo un nombre como Agente de aduanas, comisiones y representaciones, pasando por su gestión cabotajes de barcos tan históricos como el Hesperides.
Su carácter, carisma y capacidad de liderazgo le dan una gran popularidad, entrando en el terreno de la política, en el que llegaría a ser concejal del consistorio malagueño (1923-1930).
Aun se recuerda en Málaga su incansable labor por la ciudad y por los mas desfavorecidos en esa etapa.
Su muerte en 1959 aglutina en torno a su figura a las más diferentes clases sociales llegando su funeral a contar con la asistencia del alcalde en ese momento, el Sr. García Grana.
Su hijo D. Eduardo Jaén Arias (1895-1991), con la colaboración de su hermano Ricardo, seguirá sus pasos como Agente de aduanas y será el encargado de llevar el timon hasta el final del siglo XX, implicándose en el dia a dia portuario hasta la edad de 92 años.
D. Ricardo Jaén Bustillo (1931-), su hijo, es quien ha protagonizado el ultimo viaje de la saga, durante 20 años (1976-1996), como Agente de aduanas. Vivo actualmente, cierra el ciclo de 2 siglos de odisea marítima de esta gran nave.
Una nave, la de los Jaén, que, a veces desde las aguas, otras desde los despachos, quedara siempre ligada a la historia de una Málaga que, en la conservación de este panteón, le rinde merecido homenaje.
El puerto de la ciudad fue el gran referente de este despegue.
Comerciantes de la talla de Manuel Agustín Heredia restablecieron lazos con las antiguas colonias y los fortalecieron con E.E.U.U y Europa, protagonistas de las exportaciones malagueñas hasta el punto de convertirse Málaga, en 1845, en el primer puerto de Andalucía con el 56 % del trafico regional. Los principales artículos de este comercio eran los productos agrícolas como vinos, pasas, higos, almendras, uvas y limones. También se exportaban el aceite de Córdoba y el plomo de Gador. Además no hay que olvidarse de la importación de maderas, hierros y otros géneros coloniales.
La economía de Málaga miraba al mar. El comercio marítimo fue el pilar donde sustentar la prosperidad en el segundo tercio del siglo, hasta tal punto que los grandes comerciantes marítimos promovieron sociedades de seguros marítimos para productos y barcos. Así conseguían romper la dependencia externa en seguros y liderar la unión de los comerciantes del trafico transoceánico.
Pero si hubo un factor decisivo en este despegue fue, sin duda, la aportación que realizaron auténticos pioneros en el mundo de la navegación.
Figura importante fue la de D. Francisco Jaén Maza (1802-1852). Natural de Alicante, su visión de futuro lo pone en el engranaje económico que llegaría a ser el puerto, iniciando una saga de hombres de mar que se prolongaría hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX.
Casado con Dª Florentina Martínez Cañizares (1802-1872), natural de Gualchos (Granada), vive el máximo apogeo portuario en la década de los 40. Sus hijos (Francisco, María, José, Rafael, Eduardo, Antonio y Manuel Enrique) serian la generación de la segunda mitad del siglo XIX, ya que la mayoría tenían en las actividades marítimas el centro de su vida.
Es la temprana muerte de Jaén Maza, a los 50 años de edad, la que desencadena la construcción del panteón que aquí nos ocupa.
Su viuda, Dª Florentina Martínez, es la impulsora de una joya monumental que estaba al alcance de muy pocos. También es ella la que, de facto, tomara las riendas de su familia hasta su muerte en 1872. Unos tiempos muy difíciles que pudo superar gracias a su fuerza y a su gran carácter, cualidades que nos transmite, sin lugar a dudas, la pintura que ha llegado hasta nuestros días.
Fueron duros para el puerto de Málaga los años del ultimo tercio del siglo, debido a la crisis de las industrias siderúrgica y textil y a la introducción de la filoxera en los viñedos. A pesar de ello, los Jaén siguieron con un ritmo frenético, así lo atestiguan cartas desde los mares de Vigo, Gibraltar o Nueva York.
Tambien es hecho destacado de estos años la fundación en 1870 de la Agencia de aduanas mas antigua de Malaga al frente de la cual estaban, como no, los Jaén.
De esta generación es D. Eduardo Jaén Martínez (1837-1915) quien destaca por su actividad marítima. Casado con Dª María del Pino Rodríguez (1843-1901) y con 4 hijos (Eduardo, Carolina, Ricardo y Francisco), su dominio del universo portuario lo sitúan en la burguesía mas pujante del momento, llegando a acumular hasta 7 inmuebles en la clásica calle Victoria.
Su esposa Dª María del Pino participo activamente en la adquisición de algunos, hecho insólito para una mujer de la época.
Es D. Ricardo Jaén del Pino (1870-1959), fruto del anterior matrimonio, el llamado a ser protagonista indiscutible del siglo XX en la familia Jaén. Casado con Dª Carolina Arias Ballesteros (1875-1955) tuvo 6 hijos (Eduardo, Salvador, Carolina, Ricardo, María y Luis). Al frente de Jaén & Cia S en C (Sociedad en comandita) pronto se hizo un nombre como Agente de aduanas, comisiones y representaciones, pasando por su gestión cabotajes de barcos tan históricos como el Hesperides.
Su carácter, carisma y capacidad de liderazgo le dan una gran popularidad, entrando en el terreno de la política, en el que llegaría a ser concejal del consistorio malagueño (1923-1930).
Aun se recuerda en Málaga su incansable labor por la ciudad y por los mas desfavorecidos en esa etapa.
Su muerte en 1959 aglutina en torno a su figura a las más diferentes clases sociales llegando su funeral a contar con la asistencia del alcalde en ese momento, el Sr. García Grana.
Su hijo D. Eduardo Jaén Arias (1895-1991), con la colaboración de su hermano Ricardo, seguirá sus pasos como Agente de aduanas y será el encargado de llevar el timon hasta el final del siglo XX, implicándose en el dia a dia portuario hasta la edad de 92 años.
D. Ricardo Jaén Bustillo (1931-), su hijo, es quien ha protagonizado el ultimo viaje de la saga, durante 20 años (1976-1996), como Agente de aduanas. Vivo actualmente, cierra el ciclo de 2 siglos de odisea marítima de esta gran nave.
Una nave, la de los Jaén, que, a veces desde las aguas, otras desde los despachos, quedara siempre ligada a la historia de una Málaga que, en la conservación de este panteón, le rinde merecido homenaje.
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